DE GOBERNAR A LA LOCURA

POR LEONARDO GUEVARA

CDMX a 7 de marzo del 2022

Existe una línea muy delgada, incluso ilusoria, en donde se pierde el rumbo de lo que significa gobernar, claro esta, respetando la voluntad popular, se debe administrar los recursos humanos y materiales para que, de manera eficaz, bajo un programa de políticas públicas, sea este implementado en beneficio de los ciudadanos. Pero esto es la normativa, lo que un gobernante debería estar preparado, física, emocional y mentalmente.

Gobernar es un fin “democrático” en donde se tienen muchas fisuras ya muy marcadas, los partidos se han sistematizado para que elección tras elección la operatividad fluya sin percances y así llegar a un objetivo; poner en un punto de poder a un personaje que, en lugar de ejercerlo correctamente, abusa de él, estoy hablando de aquellos que se benefician a sí mismos, tiránicos o autoritarios, que no ayudan a la convivencia, sino que la complican.

A ver tenemos antecedentes, Francisco Macías Nguema, país: Guinea Ecuatorial, años en gobierno 1988-1979, primer presidente elegido “democráticamente” en el pequeño país africano, Francisco demostró pronto que iba hacer los que a él le viniera en gana. Empezando por cambiar el lema del país a “no hay otro dios que Macías Nguema”, prohibir la palabra intelectual, cerrar escuelas y hospitales, le gustaba cenar con amigos imaginarios y ejecutar también enemigos imaginarios, ¿Cómo termino? Su propio sobrino le derroco en un golpe de estado (Jorge coscaron 2018).

En la historia hay casos mucho más escabrosos que este y se remontas en tiempos de dictadores y reyes.

Sé que usted me dirá que en algunos de mis párrafos peco de inocente y tiene razón, pero es válido imaginar diferentes realidades utópicas.

Es muy claro que hoy, existe una metamorfosis ciudadana, la lluvia de información cada vez más acelerada, presiona a que un gobierno tenga que ser cada vez más abierto, efectivo y trasparente.

Entendamos pues, somos participes de cambios democráticos, sea bueno o malo el gobierno que elegimos lo asumiremos por un tiempo, con la esperanza de que no gobierne con locura.